Economía
Así impactan los aranceles de Trump a Colombia: el director ejecutivo del Consejo de Empresas Americanas entrega nuevos detalles
Ricardo Triana analiza el impacto en el país. “La decisión de EE. UU. plantea interrogantes sobre el TLC”, dijo en entrevista a SEMANA. Advierte que, “en una guerra comercial, no hay verdaderos ganadores”

SEMANA: ¿Cuál es el impacto de las decisiones de incremento de aranceles por parte de Estados Unidos a Colombia?
RICARDO TRIANA (R.T.): El arancel del 10 % impuesto por Estados Unidos a las importaciones desde Colombia impacta aproximadamente al 30 % de nuestras exportaciones totales, generando un desafío significativo para la competitividad de sectores clave. Si bien la medida se aplica a nivel global, con tasas más altas para economías como China (34 %) y la Unión Europea (20 %), Colombia enfrenta el reto de mantener su participación en el mercado estadounidense frente a competidores con costos más bajos y la oportunidad de acceder a nuevos nichos de mercado en aquellos productos provenientes de países con mayores aranceles, que Colombia tenga capacidad de exportar.
Este incremento arancelario afecta especialmente a industrias con alta dependencia del comercio con Estados Unidos, lo que podría traducirse en menores volúmenes de exportación y ajustes en las estrategias comerciales. Asimismo, genera incertidumbre sobre la estabilidad del comercio bilateral y en cierta medida, la atracción de inversión extranjera directa, un factor clave para el crecimiento económico del país.
En ese sentido, la transformación de las cadenas de suministro y la necesidad de las empresas de reducir costos logísticos y tiempos de entrega pueden jugar a favor de Colombia, que cuenta con estabilidad regulatoria, cercanía geográfica y tratados comerciales que facilitan el acceso al mercado estadounidense. Fortalecer la productividad y competitividad, diversificar la oferta exportadora y apostar por la innovación y la sostenibilidad permitirá a Colombia consolidarse como un destino atractivo para la inversión y el comercio bilateral.

SEMANA: ¿Cuáles son los sectores económicos más afectados en Colombia?
R.T.: Los nuevos aranceles de Estados Unidos impactarán principalmente los sectores agropecuario, manufacturero y textil, así como el de insumos industriales y químicos. Estas industrias, que representan una parte significativa de las exportaciones colombianas, enfrentarán mayores costos de acceso al mercado estadounidense, afectando su competitividad y reduciendo su participación en este destino clave.
El café, por su volumen de exportación hacia Estados Unidos, puede llegar a ser uno de los productos que cause mayor preocupación. Sin embargo, Colombia enfrentará un arancel del 10 %, al igual que Brasil, su principal competidor, y otros países como Perú y países centroamericanos. En contraste, Vietnam, otro gran proveedor, deberá afrontar un arancel del 46 %. Es importante resaltar que, en 2024, las exportaciones de café colombiano crecieron un 16,5 % con respecto a 2023, pasando de 10.579.302 a 12.332.863 sacos, según la Federación Nacional de Cafeteros.
El sector de flores frescas, cuyo principal destino es Estados Unidos, también será impactado. De acuerdo con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, en 2024 las exportaciones colombianas de flores crecieron un 11 %, alcanzando 1.400 millones de dólares, pero los nuevos aranceles podrían frenar este crecimiento. Otros productos agrícolas, como el banano y el aguacate, también están en riesgo. Se debe tener en cuenta que, en 2024, las exportaciones de banano aumentaron un 9 %, alcanzando los 286 millones de dólares, mientras que las de aguacate crecieron un 221 %, sumando 91 millones de dólares.
La industria manufacturera y textil, otro pilar de las exportaciones colombianas a Estados Unidos, también enfrentará retos debido a los aranceles. Estos sectores ya compiten en un mercado global exigente, y el incremento en los costos de acceso podría reducir la demanda, afectando la producción y el empleo en el país. Sin embargo, cabe resaltar que los mayores competidores en el sector textil se encuentran en el sudeste asiático, la región más afectada por el incremento arancelario, lo que genera oportunidades a explorar de forma inmediata.
Finalmente, los insumos industriales y químicos también sufrirán un impacto significativo. Estos productos son fundamentales en la cadena de producción de diversas industrias, incluidas la manufactura y la agroindustria. Un aumento en los costos de exportación no solo afectará a las empresas colombianas que los producen, sino también a aquellas que dependen de estos insumos para sus operaciones.
Habrá que estar muy pendientes a los efectos de esta nueva carga arancelaria, en la medida en que los estadounidenses elijan reducir su consumo debido al incremento de precios en los sectores mencionados que sean trasladados al usuario final. Es importante tener en cuenta que las exportaciones colombianas dejan un gran valor para la economía estadounidense. Por ejemplo, en el caso del café, por cada dólar que se exporta, se generan 4,5 dólares en valor agregado representados en logística, comercialización, promoción y transformación.

SEMANA: En estas circunstancias, ¿cómo queda el TLC?
R.T.: La decisión de Estados Unidos de imponer un arancel del 10 % a las importaciones desde Colombia plantea interrogantes sobre el futuro del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre ambos países. Este acuerdo ha sido clave para impulsar el comercio bilateral y atraer inversión, proporcionando condiciones preferenciales que han beneficiado a sectores estratégicos como el agropecuario, el manufacturero y el textil. La imposición de aranceles introduce incertidumbre y podría afectar la competitividad de los productos colombianos en el mercado estadounidense, lo que hace necesario evaluar su impacto en el marco del TLC.
Desde el Consejo de Empresas Americanas (CEA Colombia), consideramos que es fundamental fortalecer el diálogo entre los gobiernos y el sector empresarial para mitigar los efectos de estas medidas y preservar la estabilidad del acuerdo. La seguridad jurídica y la confianza en los compromisos comerciales son esenciales para mantener un entorno favorable a la inversión y el crecimiento económico. Colombia y Estados Unidos han construido una relación comercial sólida de más de 200 años, y es clave trabajar en soluciones que permitan garantizar la continuidad de los beneficios del TLC para ambas partes.
SEMANA: ¿Qué va a pasar con la protección de las inversiones? ¿Eso también podría entrar en discusión?
R.T.: La protección de las inversiones es un pilar fundamental en la relación comercial entre Colombia y Estados Unidos, y cualquier cambio en las condiciones del comercio bilateral genera inquietudes sobre su estabilidad. El Tratado de Libre Comercio (TLC) no solo regula el acceso preferencial de los productos colombianos al mercado estadounidense, sino que también establece mecanismos para proteger la inversión extranjera, garantizando un marco de seguridad jurídica que ha sido clave para atraer capitales y fomentar el desarrollo económico en el país.
Si bien hasta el momento la discusión se ha centrado en los nuevos aranceles, es importante que el diálogo entre ambos gobiernos se mantenga abierto para evitar que estas medidas afecten la confianza de los inversionistas. Es fundamental reafirmar el compromiso con la estabilidad del TLC y sus disposiciones sobre inversión, asegurando que Colombia siga siendo un destino atractivo para el capital extranjero y que se mantengan las garantías necesarias para el desarrollo de los negocios en el país.
SEMANA: El presidente Trump habla de un déficit en mercancías en el comercio mundial, pero Paul Krugman señala que, en servicios, Estados Unidos es superavitario. Incluso, califica la decisión de una “estupidez maligna”. ¿Cuál es su opinión sobre este tema?
R.T.: Consideramos que el comercio internacional es un sistema complejo que no puede evaluarse únicamente a partir del déficit en mercancías. Si bien Estados Unidos registra un déficit en bienes, también es un líder mundial en la exportación de servicios, lo que le permite mantener un superávit en este sector y equilibrar, en parte, su balanza comercial. Enfocarse en un solo aspecto del comercio puede llevar a interpretaciones erróneas y a decisiones que no necesariamente benefician la economía a largo plazo.
En este contexto, medidas como la reciente imposición de aranceles a cerca de 185 países pueden generar distorsiones que afectan tanto a los socios comerciales como a las propias empresas y consumidores estadounidenses, encareciendo productos, limitando el acceso a insumos clave y reduciendo la competitividad global.
Desde el Consejo de Empresas Americanas (CEA Colombia), vemos con preocupación el impacto que estas medidas pueden tener en la estabilidad de los acuerdos comerciales y en la confianza de los inversionistas. La incertidumbre en el comercio internacional dificulta la planificación empresarial y puede frenar el crecimiento económico. Por ello, es clave que los gobiernos mantengan el diálogo y busquen soluciones que equilibren los intereses comerciales sin afectar la competitividad de los sectores productivos ni el acceso a mercados estratégicos.

SEMANA: Otros insisten en que los aranceles anunciados funcionarían principalmente como instrumento de negociación, y que la verdadera negociación se centraría en las barreras comerciales identificadas por Estados Unidos en el Informe Nacional de Estimaciones sobre Barreras al Comercio Exterior 2025 publicado el mismo día, que para Colombia señala: implementación de reformas aduaneras, protección de propiedad intelectual, eliminación de requisitos injustificados para alimentos, modificación de restricciones en contratación de defensa y revisión del impuesto digital. ¿Cuál es su posición al respecto?
R.T.: Teniendo en cuenta los antecedentes de tensión comercial del 26 de enero en Colombia, y los recientes escenarios que Estados Unidos ha propiciado con México y Canadá podría ser una posibilidad. Sin duda alguna, los aranceles han sido un instrumento de negociación de la administración Trump. No obstante, al tratarse de una medida mundial, habrá que analizar con detenimiento las implicaciones que estas cargas arancelarias para la economía estadounidense y sus consumidores finales, así como las reacciones de los diferentes gobiernos.
Ante una situación de posible negociación, el trabajo conjunto con el Gobierno Nacional y los actores económicos para aportar información será fundamental para construir una diplomacia empresarial que permita tener elementos de negociación y mantener la estabilidad regulatoria que ha caracterizado nuestra relación estratégica con Estados Unidos.
SEMANA: En esta guerra comercial, ¿quién gana y quién pierde?
R.T.: En una guerra comercial, no hay verdaderos ganadores. Las tensiones arancelarias generan incertidumbre y afectan tanto a las empresas como a los consumidores en ambos países. En el caso de Colombia, sectores estratégicos con alta dependencia del comercio con Estados Unidos pueden ver afectada su competitividad, lo que impacta el empleo y la inversión. A su vez, las empresas estadounidenses que operan en Colombia también enfrentan mayores costos y desafíos en sus cadenas de suministro.
Más allá de quién gane o pierda en el corto plazo, lo que realmente está en juego es la estabilidad de las relaciones comerciales y la confianza de los inversionistas. Por eso, desde el Consejo de Empresas Americanas reiteramos la importancia de un diálogo constructivo y colaborativo entre ambos gobiernos para encontrar soluciones que fomenten un comercio abierto y beneficioso para todas las partes.
SEMANA: Dentro de los efectos económicos, ¿qué va a pasar con la inflación en el mundo y con el precio del dólar?
R.T.: El aumento de aranceles y las tensiones comerciales generan presiones inflacionarias a nivel global, ya que encarecen los costos de producción y afectan las cadenas de suministro. A medida que las empresas trasladan estos mayores costos a los consumidores, la inflación podría mantenerse alta en varios países, limitando el poder adquisitivo y afectando el crecimiento económico. En economías como la de Colombia, este impacto puede ser aún más pronunciado debido a su dependencia de insumos importados y del comercio exterior.
El comportamiento del dólar estará determinado por la respuesta de los mercados y las decisiones de política monetaria en Estados Unidos. En escenarios de incertidumbre, los inversionistas suelen buscar refugio en esta moneda, lo que podría fortalecer su valor frente a otras divisas y generar presiones adicionales sobre las economías con alta exposición al comercio exterior. Sin embargo, si las tensiones comerciales afectan el crecimiento económico global, podríamos ver una mayor volatilidad en su cotización, con episodios de apreciación seguidos de correcciones en los mercados. En países como Colombia, un dólar fuerte encarece las importaciones y puede presionar aún más la inflación, afectando a consumidores y empresas que dependen de bienes y servicios adquiridos en el exterior.

SEMANA: ¿Esta guerra comercial es el principio del fin de la globalización? ¿Volveremos a escenarios más proteccionistas?
R.T.: Más que el fin de la globalización, estamos viendo una evolución en sus dinámicas. El comercio internacional sigue siendo un pilar clave del desarrollo económico, pero las recientes tensiones geopolíticas, crisis sanitarias y desafíos en las cadenas de suministro han llevado a muchos países a replantear sus estrategias. Ahora, buscan un equilibrio entre la apertura comercial y la protección de sectores estratégicos, lo que ha impulsado tendencias como la relocalización de la producción y la consolidación de bloques regionales.
Lejos de desvanecerse, la globalización se adapta a un contexto internacional más complejo y fragmentado. Este proceso de cambio representa una oportunidad para construir una economía global más resiliente, en la que los países fortalezcan sus capacidades internas sin renunciar a la cooperación y el intercambio. La clave estará en encontrar mecanismos que garanticen estabilidad y competitividad en este nuevo orden económico, que cabe resaltar, ha sido propiciado por una política de gobierno y no de Estado, en ese sentido, con una nueva elección presidencial en Estados Unidos, podrían promoverse nuevos escenarios.
SEMANA: ¿Cuál es el futuro de las relaciones comerciales entre Colombia y Estados Unidos? En especial porque faltan varios capítulos por desarrollarse, por ejemplo, el tema de la posible descertificación del país o la cercanía eventual que tenga con China o las tensiones que ha generado el tema migratorio.
R.T.: Las relaciones comerciales entre Colombia y Estados Unidos tienen una base histórica sólida, construida a lo largo de más de 200 años. Esta relación ha demostrado ser resiliente y capaz de adaptarse a los cambios del entorno global. Si bien, pueden surgir desafíos coyunturales, como la posible descertificación, la evolución de las alianzas geopolíticas o las tensiones en materia migratoria, el vínculo entre ambos países sigue siendo estratégico y responde a intereses económicos y de seguridad compartidos.
Colombia tiene la oportunidad de fortalecer aún más su relación con Estados Unidos mediante el diálogo constructivo y la cooperación en áreas clave como inversión, comercio, lucha contra las drogas y seguridad en la región. Al mismo tiempo, el país debe aprovechar la transformación del comercio global para diversificar sus alianzas sin comprometer su estabilidad ni sus compromisos internacionales. En un mundo interconectado y dinámico, la clave está en consolidar su posición como un socio confiable y competitivo en el escenario global.
SEMANA: ¿Hay alguna preocupación en lo que se importa de Estados Unidos para el mercado colombiano? Por ejemplo, efectos retaliatorios que impacten productos como maíz...
R.T.: Sí, hay preocupación sobre el impacto que podrían tener eventuales medidas retaliatorias en los productos que Colombia importa desde Estados Unidos. Sectores como el agroindustrial, el manufacturero y el tecnológico dependen de insumos y bienes clave provenientes del mercado estadounidense, por lo que cualquier incremento en aranceles podría elevar costos de producción y afectar a los consumidores.
En el caso del agroindustrial, productos esenciales como el maíz, la soya y otros granos importados desde Estados Unidos son fundamentales para la producción de alimentos y la ganadería en Colombia. Un aumento en los aranceles encarecería estos insumos, lo que a su vez impactaría la producción de carne, lácteos y otros productos básicos y agrícolas. En el sector manufacturero, las restricciones al comercio de materias primas y componentes tecnológicos podrían afectar la competitividad de las empresas que dependen de estos insumos para la producción de bienes de alto valor agregado.
Sin embargo, la relación comercial entre Colombia y Estados Unidos ha sido sólida y estratégica a lo largo del tiempo, lo que brinda un marco propicio para encontrar soluciones que beneficien a ambas partes. A través del diálogo y la cooperación, es posible minimizar impactos y buscar alternativas que permitan mantener el dinamismo del comercio bilateral, fortaleciendo así la estabilidad económica y las oportunidades de crecimiento para ambos países.